Jesús,
este hombre tan admirable, hijo de Dios y El Mesías también, nos habla de que
Dios (su padre) es amor, paz y perdón. Literalmente nos lo dice así (Mateo 5: 38-48):
“Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No
resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla
derecha, vuélvele también la otra; y al que quiera ponerte a pleito y quitarte
la túnica, déjale también la capa; y a cualquiera que te obligue a llevar carga
por una milla, ve con él dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti
prestado, no se lo rehúses. Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo:
Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que
os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis
hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre
malos y buenos, y que hace llorar sobre justos e injustos. (…). Sed, pues,
vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”. Y
es que Yahveh le había dicho a Moisés en las Leyes de santidad y de justicia que a sus enemigos debía de
aborrecer y que a sus prójimos debía de amar.
La soberanía es que Dios obra libremente en el mundo sin que nada, ni nadie se lo pueda impedir.
esta es para divertirse
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